El choque de civilizaciones no tendrá lugar. Al contrario, lo que se perfila a escala planetaria es un poderoso movimiento de convergencia. Y el mundo musulmán no escapa a la regla. De Marruecos a Indonesia, de Bosnia a Arabia Saudí, su demografía da testimonio de ello: subida del nivel de alfabetización de hombre y mujeres, descenso de la fecundidad, erosión de la endogamia... Cambios profundos que son, a un tiempo, signo y estímulo de una mutación en profundidad de las estructuras familiares, las relaciones de autoridad y las referencias ideológicas. Sin duda, estos procesos no van a tener lugar sin generar crispaciones y resistencias. Pero estas reacciones no son tanto obstáculos a la modenizacion como los síntomas de su aceleración.