Sara acaba de perder a su hijo David en un accidente de coche, una pérdida que afronta con la ayuda de Laura, su terapeuta. En esta novela atravesamos con ella el dolor y el miedo que despierta la pérdida hasta abrazar la celebración de la vida que esta nos trae. A lo largo de sus conferencias sobre el proceso de duelo, Sara nos enseña lo que ha aprendido sobre esta experiencia, nos propone ejercicios y prácticas para afrontar la muerte y nos explica cómo se va transformando su vida y la forma de relacionarse con sus hijos, con su marido, con la sociedad y sobre todo con ella misma. Después de la muerte de David, Sara abandona su trabajo como directora de marketing de una multinacional, empieza terapia y cuando recupera su fuerza, decide dar conferencias sobre la muerte y el duelo por todo el país para enseñar lo que ha aprendido, ayudar a los demás y a sí misma. Se ha separado de su marido y tiene que encontrar un nuevo sentido a su vida. Sergio, su exmarido, afronta la muerte de su hijo de una manera muy distinta lo cual aumenta la distancia que ya de por sí había entre ellos antes del fallecimiento de David. Sergio, que se niega a llorar, acaba enamorándose de otra mujer. Marta y Miguel, los hermanos pequeños de David, también tendrán que rehacer su vida. Marta toma las riendas de la familia, que se dispersa cada día más, sintiéndose abandonada por sus padres. Mientras, Miguel se refugia en la fiesta, deja los estudios y, como su padre, hace ver que no ha pasado nada.
A lo largo de la novela percibimos cómo la pérdida de David ha traído a cada miembro de la familia un reto. Marta se acerca más a su madre, Miguel comprende que la huída no es la salida y a través de distintas cartas comprendemos que el amor a David sigue más vivo que nunca. La muerte sirve para crecer espiritualmente así como para valorar más la vida?.