A pesar de su temprana edad, ya que en sus primeras páginas Maier es solo una adolescente, sorprende descubrir la gran inteligencia de su autora y su deseo de escribir novelas y diarios con la voluntad de dejar algo que perdure. Murió con veintidós años, antes de poder cumplir sus sueños, pero su deslumbrante tratamiento de temas tan variados como la soledad, la identidad, el sexo, la amistad, la moral, la justicia y el sacrificio, sugieren que hubiera podido conseguirlo. El diario abarca desde 1933 hasta poco antes de su muerte, en 1942, y no obstante su juventud, muestra una profunda comprensión de las fuerzas políticas que moldean Europa central. Pero el libro es mucho más que un testimonio histórico. Con un estilo lúcido y al mismo tiempo muy lírico, con un agudo talento para narrar y un ingenio cortante, este diario es uno de las obras, milagrosamente conservada, más emocionantes surgida de esa oscura época de Europa.