Considerado un contrarrevolucionario, un enemigo de China, Yiwu pasaría años de prisión en prisión, sumido en un periplo kafkiano y concentracionario, a la espera de una sentencia que nunca acababa de llegar, e intentando no morir mientras tanto. Y esa lucha agónica es la que Yiwu nos narra en este libro inolvidable. Una lucha por la dignidad de los vivos y de los muertos. Si bien el dolor y la amargura de los recuerdos que recorren estas páginas, y la pesadilla insomne de los mil horrores que el autor vio y padeció son innegables, no es menos cierto que Yiwu sabe imbuir el relato de sus vivencias de un humor y una poesía que no hacen sino ampliar el alcance y la resonancia de una lectura obligada.