Comparado con el Diario de Anna Frank y escrito entre septiembre de 1941 y agosto de 1942, el Diario de Praga refleja las duras condiciones bajo las que vivieron los ciudadanos praguenses durante la ocupación nazi. Todas las anotaciones están atravesadas por una gran tensión interior, cada palabra recoge la atmósfera de la época y de la vida de un «gueto sin muros»: con un estilo lacónico y objetivo, con una visión juvenil del mundo, pícara e ingenua a la vez, con la curiosidad y la veracidad propias de un niño, Petr se ve cruelmente confrontado con la angustia de las personas adultas y la inseguridad que se va abriendo paso en la vida cotidiana. Así, por ejemplo, el 1 de enero del año 1942 escribe: «Lo que resulta ahora totalmente corriente, hubiera sido motivo de escándalo en una época normal.»