El paisaje mental de Ben Katchor está poblado de gente que escucha el transistor, importadores de cejas postizas y un fotógrafo de inmuebles ambulante llamado Julius Knipl, siempre en busca de lugares desaparecidos y sueños olvidados, observando los detalles anodinos de la vida de la ciudad y sus habitantes, y demostrando que se puede sentir nostalgia no sólo de un tiempo anterior al propio, sino también, sorprendentemente, de cosas que nunca existieron. Knipl captura con su cámara el aroma de un pasado que se filtra en el presente; los fantasmas de otros valores y culturas incrustados en el paisaje inmobiliario; gente y comportamientos casi desaparecidos pero que aún perduran: Knipl ve lo que otros pasan por alto.
Tal y como ya demostraba en El judío de Nueva York (Astiberri, 2008), Ben Katchor es uno de los autores más poéticos y llenos de matices que ha dado el cómic en muchos años. La edición española cuenta con 4 páginas adicionales respecto a la edición original por decisión expresa del autor.
"Con Julius Knipl, fotógrafo inmobiliario, Ben Katchor ha hecho por el cómic lo que en su día hizo Marcel Proust por la novela". The New Yorker