Aunque comer es un acto libre y en teoría tengamos la voluntad de comer bien, ¿comemos realmente lo que queremos? La respuesta no es fácil. Hay un montón de condicionantes que influyen de forma determinante en nuestra dieta: desde nuestros conocimientos de dietética hasta nuestras circunstancias personales, pasando por la experiencia familiar, la publicidad, las modas, la capacidad económica o el propio peso. Por eso consideramos como «normal» lo que hemos visto en casa cuando quizás sea excesivo o desequilibrado, no elegimos un alimento porque sea el óptimo, sino porque tiene mejor publicidad, tenemos déficits vitamínicos porque estamos crónicamente a dieta cuando ni tan solo hay problemas de peso, etc. Conocer los condicionantes de nuestra alimentación o, lo que es lo mismo, tener una buena dosis de inteligencia nutricional hará que nuestra elección a la hora de comer sea mucho más genuina y que tengamos mucho más claro aquello que realmente nos conviene. Como en tantas otras cosas, la inteligencia es imprescindible para comer bien. Este es un manual para que nuestra inteligencia nutricional tenga los niveles óptimos.