EN ROMA NO HAY OTRO CICERONE QUE NO SEA LA PROPIA CURIOSIDAD POR LOS LUGARES, LOS MONUMENTOS Y LAS ESCULTURAS, LOS MISMOS QUE FABRICE MOIREAU NOS REVELA A TRAVÉS DE SUS ACUARELAS. «HAY QUE PARTIR AL AZAR, PASEAR SIN RUMBO FIJO», PUESTO QUE EL PLACER, SEGÚ