Todos vivimos bajo las cometas.
Cada día, a lo largo de todas las fronteras del Reino, las cometas vuelan para protegerlo del regreso de los demonios. Tras la cometa piloto se lanzan los conos y elevadores, que sostienen el cesto donde los aeronautas, armados con pistolas y libros sagrados, hacen su guardia. Pues ésta es la doctrina de la Iglesia Variante, espina dorsal de la sociedad surgida tras la catástrofe: que los demonios vuelan por el aire y tienen forma de pez, plateados y con aletas, y que de la misma manera que Dios salvó al Reino en su infinita sabiduría, sólo la vigilancia constante impedirá que las Malas Tierras que lo rodean arrojen sobre él su aliento mortífero y los demonios terminen su labor de destrucción.
Keith Roberts llegó a la cima de su talento con los ciclos de Pavana, Los gigantes de caliza y Tierra de cometas. Esta última, finalista de los premios John W. Campbell Memorial y British Science Fiction, incluye el capítulo "El maestre", ganador del premio BSFA.
"En el espejo sutilmente distorsionado de Tierra de cometas podemos encontrar reflejos de nuestras propias supersticiones, sueños y deseos. Su auténtico tema es las vidas de la mente y el corazón."
Locus
"Una novela destacada de uno de los mejores estilistas de la ciencia-ficción."
Publishers Weekly