Muerte a Platón. Muerte a los hombres que piensan que unas calabazas duelen menos si las llamas “amor platónico”. Muerte a Rousseau. Muerte a los hombres que se meten en tu cama y luego hacen un libro confesando la hazaña.A lo largo de la historia son muchos los hombres que le han dado al coco en busca de respuestas. Son los llamados pensadores o filósofos. Platón, Hume, Engels, Nietzsche... ¡hay una larga lista! Pero unos antes y otros después, en épocas distintas, con diferentes teorías, peinados y vestimentas, todos eran hombres que “pensaban” para encontrar la sabiduría. ¡Ja! Hombres, al fin y al cabo. Con los mismos defectos del género masculino de cualquier tiempo y capaces de sacarnos de nuestras casillas en numerosas ocasiones.
Y esto es, precisamente, a lo que me he dedicado en este libro: airear los trapos sucios de todos ellos que jamás estudiaréis en los libros de filosofía. Porque los historiadores les han tratado muy bien, sí. Pero no tiene porqué gustarnos todo lo que hacen o piensan los hombres que piensan, ¿verdad? ¡Muerte a los filósofos!