Hay dos formas de enfrentarse a una realidad compleja para comprenderla y describirla. Una es difícil:
consiste en estudiar la cuestión, medirla, aprender sus antecedentes y deducir su dinámica interna. La otra es aún más
difícil, porque consiste en introducirse en la realidad, verla de cerca y batallar con ella desde dentro. Abundan los
libros sobre el sionismo, sobre Israel y su historia, sobre la tragedia palestina, sobre el interminable conflicto de
Oriente Próximo. Escasean, por el contrario, los libros sobre los israelíes. Volvemos a lo del principio, a la
dificultad que implica enfrentarse cara a cara con las personas y realizar el esfuerzo de comprenderlas, sobre todo
cuando no se comparten sus ideas.