Cuando Teresa echó de su casa a la pulga Raimunda y fue a parar a la casa de Membrillo, ésta nunca hubiera imaginado el futuro profesional que le esperaba. Membrillo estuvo encantado de acoger a Raimunda en su casa y poder enseñarle sus trucos. Como la pulga aprendía rápido, decidieron montar un espectáculo, y fue tal el éxito que obtuvo, que el director de circo más famoso quiso llevarse a Raimunda de gira mundial. Pero ésta rechazó la oferta porque no quería dejar solo a Membrillo. Desde entonces se puede ver por los jardines un pequeño cartel que anuncia el espectáculo de Raimunda y Membrillo, el circo más pequeño del mundo.