Manila, 1945: un niño mira el mar desde el malecón, dando la espalda a una ciudad destruida. A partir de una fotografía de su infancia, Luis Eduardo Aute echa la vista a tras para descubrir qué queda en él de esos ojos de niño con los que miraba el mar. Con la batalla de Manila como escenario, sagrienta contienda que se cobró la vida de más de cien mil personas, el autor recuerda el niño que fue y cómo, a partir de esa trágica experiencia, le comenzó a acechar la figura del basilisco, un ser mitológico con forma de serpiente alada capaz de matar con la mirada, que representa el mundo adulto, la degradación y la muerte.