La novela, ambientada en la Roma de Augusto, nos da una visión de los años dorados del Imperio. En primer plano nos presenta al joven Claudio: tartamudo, débil, casi arrollado por el desprecio y la persecución de quienes le rodean. Al final, su ignorada inteligencia y su gran cultura lo llevan a un elevado destino: emperador de Roma. A partir de ese momento, su historia se transforma en Historia.