Un buen cuento es algo muy serio que invita a reír y a pensar. Si además su contenido es breve y magnético, brinda la oportunidad de un diálogo donde la complicidad, la entrega y la confianza pueden ayudar a alcanzar la felicidad, siempre disponible en nuestro interior, y contactar con su mágica naturaleza. Cuando los grandes maestros querían superar cualquier encierro intelectual porque sentían las limitaciones propias de la definición, recurrían a la parábola, la fábula, el mito, el sueño y el cuento. Aquí el lector comprometido con una búsqueda espiritual encontrará estímulos de elevación dignos de ser leídos, comentados entre amigos y regalados. Y quizá un maestro del cuento como Enrique Mariscal, nos ayude, aún en los momentos más difíciles, a descubrir la magia de la felicidad.