En un mundo futuro pero al tiempo cercano, en el que el influjo del Estado es mucho más sutil de lo que cabría pensar, cuatro mujeres muy dispares comparten sin saberlo un vínculo ominoso que las conducirá, en distinta medida, a un descenso a los infiernos. Un descenso al que arrastrarán también a su círculo más íntimo, a sus familias, amantes e hijos. Federico B. Durán compone en La mirada de Monica Vitti una trama coral que aúna las claves inmortales del género negro con la atmósfera de Un mundo feliz o, acudiendo a la cinematografía, el título de culto Blade Runner. En los entresijos de la misma se agazapa una lúcida reflexión sobre la existencia humana, sobre lo que le confiere sentido y hace al hombre distinto del androide. Un enigma contenido tal vez en una mirada turbadora y glacial, como la de la eterna musa de Antonioni, la actriz italiana Monica Vitti.