Cuando en 1998 Tusquets Editores México publicó De la infancia, esta novela fue toda una revelación, tanto para la crítica como para los lectores, por la fuerza de su prosa y por los ambientes inquietantes en los que se inscriben sus personajes. En España, tras sacar a la luz El libro de las pasiones (Andanzas 483), que confirmó el innegable talento narrativo de Mario González Suárez, no podíamos privar a nuestros lectores del placer que sin duda les deparará De la infancia, una obra que además ha sido llevada a la gran pantalla por el cineasta mexicano Carlos Carrera. Procedente del mundo de los muertos, Francisco repasa la historia de su turbulenta niñez, que determinará su destino de temible hampón. Acaba de mudarse con su familia al decadente extrarradio de una gran ciudad, a una lóbrega casa, donde su padre, un ladronzuelo violento y perdedor, tiene la esperanza de escapar de miembros rivales de su propio «sindicato» y de la policía. Víctima de las obsesiones de su padre, Francisco será cómplice pueril de diversas fechorías y padecerá igualmente los maltratos infligidos a sus hermanos y a su madre. La fantástica infancia que Francisco recuerda estará iluminada por la amistad con un chico que se prepara para el inminente desastre nuclear, por la curiosidad que despiertan las niñas, por el gozo de los juegos crueles, y por las incursiones al páramo que empieza justo detrás de su nuevo barrio, donde descubrirá, finalmente, la entrada al reino de los muertos.