Corren los días más bochornosos del verano de 1931. La brisa marina no llega hasta las callejuelas de los bajos fondos de Nápoles, pero el mal de amores y el hambre siguen haciendo estragos, así que el comisario Ricciardi, junto al inseparable Maione, no descansa.
En esta ocasión tendrá que descubrir el culpable de la muerte de la duquesa de Camparino, una mujer hermosa que alimenta los cotilleos de nobles y burgueses y no pasa desapercibida en ninguna fiesta. Una buena mañana la gran dama aparece asesinada en uno de los salones de su mansión, y la investigación empieza. Como siempre, Ricciardi puede oír las últimas palabras pronunciadas por la mujer antes de su muerte, y empieza a estirar de un hilo que se va haciendo cada vez más complejo.
Mientras el comisario investiga, Enrica, la joven que él ama en secreto y no se atreve a abordar, tendrá que vérselas con un pretendiente impuesto por la familia, un joven que tiene todas las cualidades para ser un buen marido, pero la chica no olvida los ojos verdes de Ricciardi, su mirada tímida y a veces extraviada de hombre marcado por un destino que le obliga a la soledad.
En esta tercera entrega de la serie del comisario Ricciardi, la fuerza y el estilo de De Giovanni se va desplegando; ahora más que nunca la ciudad de Nápoles respira al compás de una escritura que es potente a la hora de describir los hechos y piadosa cuando tiene que bregar con las emociones.