Un magnate de Barcelona aparece ahorcado en su mansión. Enfrentado a la ruina y al desprestigio social, todo apunta a un suicidio. En su garganta, incrustada, una diminuta cruz, la misma que la esposa del fallecido llevaba el día en que fue asesinada, veinticinco años antes.
Roberto es un honrado inspector de Hacienda, bien conocido por su capacidad de investigar las tramas más turbias de fraude y que está siendo sometido a un cruel chantaje por parte de una organización mafiosa, la misma para la que la víctima trabajaba blanqueando dinero. Junto a Roberto, la novela sigue a Brisa, la hija de la víctima, y Mario, antiguo compañero universitario de Roberto, el banquero que manejaba las cuentas del magnate fallecido.