San Francisco, 1963. Carlos y Roberto, dos hermanos que trabajan en Conklin Chemical, sufren una severa intoxicación mientras limpian un contenedor. Solo Roberto logra sobrevivir, pero su estado es muy crítico. Samuel Hamilton se encarga de cubrir la noticia, mientras sigue investigando unos extraños sucesos ocurridos en Chinatown: veintiún ancianos del barrio han muerto de forma inesperada. El análisis forense demuestra que todos ellos habían bebido agua embotellada de la misma marca, que contenía una cantidad mortal de arsénico. A medida que avanza la investigación, Samuel se da cuenta de que los dos casos están relacionados. A cada nueva revelación, va adentrándose en una compleja trama de corrupción en la que se ve involucrada una de las más sagradas esferas del poder: la justicia.