Belfast 1981. En pleno conflicto de Irlanda del Norte, la aparición de un cadáver con una mano amputada resulta intrascendente y, con la idea de que sea rápidamente archivado, el caso es asignado al detective Sean Duffy, un melómano con título universitario en un mundillo de iletrados y a quien los católicos quieren matar por ser policía y los protestantes por ser católico. Cuando aparece otro cadáver en condiciones similares y se descubre que ambos eran homosexuales y que estaban vinculados al IRA, el caso se complica y Duffy, en compañía de la forense Laura Cathcart, se verá envuelto en una peligrosa red de odios, venganzas y corrupción.