En el vuelo Barcelona-Madrid, el narrador, clásico usuario del puente aéreo, no logra sacudirse de encima la verborrea de su vecino de asiento, un tipo grandote, torpón y avasallador que no deja de hablarle. Aunque molesto, el narrador empieza a interesarse por el discurso del otro, un fotógrafo que ha acaba de perder a su mujer, modelo, quien le reprochaba que «sólo la veía» a través de la cámara pero que, en realidad, no sabía cómo era. El fotógrafo habla de los tiempos de la mujer ya muerta, de sus obsesiones y de misteriosas noches en vela hablando sola (según él) o con unos antiguos moradores (según ella) del piso donde viven, en el Madrid de los Austrias. «Novela de fantasmas», rotunda, perfecta, no exenta de un humor con tintes negros.