En una época dominada por los hombres, Leonor no estaba a merced de ninguno de ellos. Bella, orgullosa y decidida, era la señora de Roselynde y también de su corazón, hasta que conoció a Simon, caballero curtido en mil batallas, cuya pasión e inteligencia eran comparables a las de ella. Su afán por permanecer unidos ante los obstáculos políticos que surgían en su camino, los llevó de la corte real a emprender una intrépida cruzada por el exótico Bizancio hasta llegar a Tierra Santa. Tuvieron que hacer frente a sangrientas batallas, peligrosas traiciones y resistir a las dolorosas separaciones antes de que su amor pudiera vencer al destino y perdurar en el tiempo.