«Soy columnista de Los Angeles Times. Este trabajo es un poco como pescar. Sales a la calle y lanzas el sedal, echas la red. Me imagino a este violinista vagabundo de tema de una columna. Tiene que serlo»: Es lo primero que piensa el periodista Steve Lopez cuando conoce a Nathaniel Anthony Ayers, de Cleveland, músico callejero que padece esquizofrenia, formado en la prestigiosa Academia Juilliard (fundada en 1905 por Frank Damrosch, ahijado de Franz Liszt, y en la que han estudiado grandes músicos como Miles Davis, Chick Corea, Wynton Marsalis, John Williams y Yo-Yo Ma), y cuyo único deseo en la vida es tocar su violín de dos cuerdas, «aunque sea debajo de una piedra». Consciente de su rabioso talento, el periodista decide escribir una columna sobre él y ayudarlo con todos los medios a su alcance —se plantea incluso llevarlo a vivir con su familia.
La relación entre ambos, sin embargo, no es fácil, porque el mundo en el que vive Nathaniel no siempre va en la misma dirección que el mundo de Steve. Al final, más con afecto y tolerancia que con lástima, y gracias al poder liberador de la música, ambos vislumbrarán la luz al otro lado del túnel que forman los vericuetos indomables de la mente. La luz que se trenza en las cuerdas del instrumento del artista por fin es disfrutada en el Disney Hall de Los Ángeles; quizá nada vuelva a ser como antes, pero Nathaniel sabe que sólo tocando es como puede alcanzar la paz y la felicidad.
La conmovedora historia que se cuenta en estas páginas sucedió realmente en Los Ángeles en 2005: asombrado ante el talento de violinista de Nathaniel Ayers, que durante 35 años había sobrellevado sus brotes de esquizofrenia, el periodista Steve Lopez ha escrito esta historia de superación y amistad que ha emocionado ya a millones de lectores y que ha sido llevada al cine protagonizada por el ganador de un Oscar Jamie Foxx y Robert Downey, Jr.