Las aventuras de Sherlock Holmes, tercer volumen de la colección
Sherlock Holmes / El Canon, aparecieron en el Strand Magazine entre
1891 y 1892. En aquella época Conan Doyle acababa de instalarse
en Londres para ejercer como médico oftalmólogo. El destino,
por suerte, no le deparó muchos pacientes, por lo que el doctor
Doyle, acuciado por necesidades económicas, y animado por el interés
despertado con las dos primeras novelas de Sherlock Holmes (en esta misma
colección), ofreció al Strand un serial de doce narraciones
breves del genial detective, Las aventuras de Sherlock Holmes, posiblemente
la «obra maestra de Conan Doyle, la cima de sus logros como creador»
en palabras del estudioso holmesiano sir Richard Lancelyn Green.
«El formato del relato resultó ser el más apropiado
a la publicación por entregas», explica Juan Antonio Molina
Foix, traductor y editor de El Canon, en la introducción a este
volumen. «En cada uno se contaba una aventura completa de la pareja
protagonista pero se establecían alusiones y relaciones entre todos
ellos... La brevedad de los textos obligó a Conan Doyle a desarrollar
una eficaz economía de medios, basada en su innegable habilidad
para reflejar una atmósfera y describir unos personajes con unos
pocos brochazos... Londres sigue siendo el topos idóneo para
estas aventuras, que transcurren casi siempre entre intrincados, sombríos
y desiertos callejones, malolientes tabernuchas, fumaderos de opio y hoteles
de lujo, sin que falten los habituales paseos en todo tipo de coches de
caballos».