Cada vez que un hombre abre la boca para reír está devorando a otro hombre, pero tal vez, antes de echarnos las manos a la cabeza, a las armas o al código penal, no sea mala idea detenerse a reflexionar un segundo sobre lo que ya hemos aprendido riéndonos de los demás o enfrentándonos a sus risas.
¿Quién decide de qué y hasta dónde podemos reír? ¿Por qué tenemos tanto miedo a la risa de los otros? ¿De qué nos reímos cuando nos reímos de alguien? Miles de años de historia de las ideas no han bastado para dar una respuesta concluyente a esas sencillas preguntas, pero eso no significa que la humanidad no haya hecho ya un gran aprendizaje. Este breve ensayo sobre la risa caníbal trata precisamente de eso: del día en que Hitler se enfrentó a la sátira de Chaplin, de la mirada de Platón sobre el díscolo Diógenes, del momento en que la puritana sociedad estadounidense tuvo que dialogar con una comedia porno ?Garganta profunda?, del sonido del punk burlándose de todas las reinas o del momento en que el radicalismo islámico decidió contestar con balas a un puñado de caricaturas.