En esta obra, el autor explora los profundos cambios acaecidos en los últimos tiempos con respecto al individuo como tal, así como las implicaciones que de ello se han derivado para la vida intelectual y cultural. Las tecnologías de la comunicación –en un proceso de avance permanente en nuestros días– nos obligan actualmente a relacionarnos con un número mucho mayor de individuos y de instituciones que en cualquier época pasada, y a través de una multiplicidad de formas que nos exige crearnos una concepción diferente de nosotros mismos.
En este sentido, nuestra saturación social ha llegado a ser tan intensa que hemos acabado asumiendo las personalidades y valores de aquellos con quienes nos comunicamos, con el consiguiente deterioro de nuestro sentido de la verdad objetiva.
Partiendo de una investigación muy amplia, que abarca desde la antropología hasta el psicoanálisis, la novelística o el cine, El yo saturado sondea los peligros y perspectivas que se le presentan a un mundo en el que el individuo nunca es lo que parece y la verdad radica, en cada instante, en la postura circunstancial del observador y en las relaciones entabladas en ese momento.