Guillermo Navarro, farmacéutico desde los años setenta a los noventa del pasado siglo, curioso y vocacional, recopiló en esos años multitud de anécdotas de los clientes que frecuentaban la farmacia: el tímido que recurría a mil eufemismos para pedir preservativos, las mujeres que no podían pagar y compraban «a cuenta», los drogadictos que buscaban mil artimañas y falsificaciones para conseguir barbitúricos, os compradores compulsivos de cualquier novedad que se anuncia en la tele, aunque no se vendiera en botica, los enfermos reales o imaginarios que ven en el boticario al médico, confesor y psicólogo, y las notas de todo tipo con que mandaban al niño a la farmacia y que había que interpretar y descifrar.
Con la ayuda del guionista Mario Albelo nos cuenta todas las anécdotas que recuerda y que sacarán muchas sonrisas, cuando no carcajadas, a todos los que se dedican a trabajar en botica y a quienes frecuentamos las farmacias.