Zander y Grover, un campamento de verano y una amistad que les unirá para siempre.
Según Zander Osborne, de dieciséis años, «ninguna parte» es un lugar real, y ella ya se encuentra bien allí. Sin embargo, sus padres insisten en que salga de ahí y también de su ciudad, para ir al Campamento Padua, especializado en chicos con problemas mentales.
Zander no encaja, o al menos eso es lo que ella cree. Después de todo, basta una palabra para definir a sus compañeros de campamento: «locos». En realidad, todos los que están allí o lo están o falta poco para que les diagnostiquen algo: Cassie, por ejemplo, se describe a sí misma como anoréxica, bipolar y maníaco-depresiva. Luego está Grover Cleveland, que sí, es un muchacho encantador, pero se exalta enseguida y eso acabará por convertirlo en esquizofrénico uno de estos días. Y también está Bek, encantadora, pero mentirosa patológica.
Pero entre las «terapias de grupo» y las salidas nocturnas a hurtadillas, según se van forjando amistades y el verano de Míchigan se intensifica, los cuatro adolescentes empezarán a revelar sus trágicos secretos. Zander se sentirá cada vez más atraída por los encantos de Grover… lo que hará que se plantee que, sí, quizá, algún día incluso pueda ser feliz. Pero eso solo lo logará si antes consigue conocerse a sí misma y reconstruir su propio yo.