Olaf aprende a convivir tras entender que sus hermanos pueden tener gustos y personalidades diferentes a la suya.
Olaf está muy contento, ¡por fin podrá jugar con sus hermanitos! Ha planeado muchas de sus actividades favoritas, pero pronto descubre que los Nevaditos no tienen sus mismos gustos. Anna y Elsa le ayudan a comprender que los hermanos no tienen por qué ser iguales. ¡Son las diferencias las que hacen la vida más divertida!