Una mujer aparece muerta en un patio de vecinos. Cuando el inspector Cobos y su nuevo compañero, el joven y apocado Ortega, se presentan en el lugar de los hechos, se dan cuenta inmediatamente de que no fue un suicidio. El disparatado vecindario guarda muchos secretos, y casi todos mienten.
Mientras investiga, Cobos lucha por superar su trágico pasado, un caso que no pudo resolver y que le ha alejado de su mujer y de su hija. Cuando un segundo cadáver aparece colgado del ventilador de su piso, con una nota autoinculpatoria aunque con extrañas lesiones que señalan un forcejeo, Cobos tiene la certeza de que allí hay gato encerrado.