La sentencia merece, desde luego, un análisis jurídico, pero sería absurdo olvidar su calado político y social y sus efectos sobre las relaciones futuras entre Cataluña y el Estado. Además, no se trata de perspectivas independientes, sino de una visión de conjunto que debe explicarse de forma interconectada. Un enfoque original que, si se utiliza el lenguaje correcto, facilite también una mejor comprensión de los problemas de fondo a los no iniciados.
El procés fue un grave error estratégico cuyas consecuencias estamos pagando todos. De lo que ha sucedido estos últimos años deberían extraerse las conclusiones oportunas y también debería pensarse cómo curar las heridas que ha producido. Pero este análisis no debe quedarse en explicar lo sucedido y por qué ha sucedido. Conocer y considerar nuevos escenarios para la normalización de la situación política y social en Cataluña no es sólo oportuno, sino necesario. Los políticos son los que deben tomar las decisiones, pero no es irrelevante que los ciudadanos sepan y estén informados de que existen márgenes de maniobra y alternativas.
Todo ello invita a plantear un relato con un enfoque aun no tratado en la extensa bibliografía del procés. Un relato que tome como referencia el punto de inflexión que supone la sentencia como final de una etapa e inicio de una nueva fase hacia una deseable normalización que permita analizar qué paisaje queda después de la batalla y especular sobre qué puede hacerse para que la situación no se enquiste y encuentre vías de salida. Un relato con la mirada puesta en encontrar medios para superar la crisis más importante de la reciente historia de España.