En el díptico que integran "Yo, Claudio y Claudio el dios y su esposa Mesalina", la amplitud y la profundidad de los conocimientos sobre la Antigüedad clásica de Robert Graves (1895-1985) se conjugan con una prosa de enorme belleza a la que da aliento una poderosa y viva imaginación, capaz de reconstruir toda la grandeza y miseria de la Roma imperial. Segundo y último volumen de la supuesta "autobiografía" de este singular emperador, destinado a serlo contra sus propias inclinaciones, en él Claudio alcanza la púrpura imperial y encauza todos sus esfuerzos, con el apoyo del pueblo llano, a reparar el legado de estragos y desastres que ha recibido de su antecesor Calígula, sin que su inesperado ascenso, no obstante, le procure la felicidad personal.