La figura pequeña y aparentemente débil de la Madre Teresa de Calcuta conmovió a todo el mundo desde que se la empezó a conocer como la madre de los más pobres,
la mujer que con valentía y liderazgo dedicó su vida a los abandonados.
Su mirada clara conmovía al mundo por la coherencia que transparentaba: para ella todos los seres humanos eran iguales, pero tuvo predilección por los más pobres de entre los pobres.
Su muerte fue una pérdida para la humanidad y todas las religiones le rindieron honras fúnebres. Su vida estuvo llena de oración, superación y felicidad: su corazón limpio
en todos encontraba a hermanos; su voz débil hablaba con la decisión de ser una llamada que despertaba el derecho a una vida digna, el respeto a la vida, la alegría de la entrega.