Por esta «trayectoria» camina un poeta singular. Gabriel Celaya ha sido algo más que un poeta social. En su poesía destacan los ecos de la dicción, el tono, la ironía y la atención a lo cotidiano; pero también fue un escritor disconforme con lo lingüístico, con lo existencial, con la indagación metafísica. Contrario siempre al yo, a la individualidad, Celaya creyó siempre en la poesía como un instrumento para transformar el mundo.
Gabriel Celaya fue poeta por ser hombre; y su poesía, desde sus primeros versos hasta los últimos, es y será una auténtica lección de humanidad y una declarada defensa de humanismo. Bien merece, entonces, esta renovada y actualizada Trayectoria poética, en la que José Ángel Ascunce recoge y analiza su mejor poesía.