En poco más de dos décadas, Denis Villeneuve ha pasado de realizar pequeñas obras experimentales en su Canadá natal a comandar deslumbrantes superproducciones protagonizadas por grandes estrellas. Cualquiera diría que su carrera, como la de tantos otros directores, pasó de la inquietud artística al magnetismo del cine comercial, pero nada más lejos de la realidad. Villeneuve es una anomalía dentro de la industria, un hombre con la asombrosa habilidad de mantener un discurso inalterable en contextos y géneros totalmente diferentes.
Desde el arriesgado blanco y negro de Polytechnique al apabullante despliegue visual de Dune, pasando por propuestas desafiantes como Incendies, Enemy, Sicario, La llegada o Blade Runner 2049, el cine de Villeneuve ha transitado siempre por el camino de la tragedia, la búsqueda de la identidad y la decadencia de un mundo presidido por la violencia. Una mirada desconcertante en la que, sin embargo, siempre hay lugar para la esperanza. Sus protagonistas atraviesan un letargo existencial hasta que la vida les golpea con crueldad, y entonces, en lugar de desfallecer, deciden que ha llegado el momento de vivir y de luchar.
Villeneuve: La mirada salvaje recorre la obra de un cineasta de inalterable voluntad, un genio contemporáneo capaz de convertir cada nuevo proyecto en una experiencia única e irrepetible.