Escrito a dúo y con un estilo narrativo semejante a los flujos de conciencia de Virginia Woolf, Hiposujetos puede leerse como una conversación, un debate o un brainstorming entre dos amigos que especulan sobre los problemas del mundo al mismo tiempo que hablan de kombucha y cómics manga. A contracorriente de todo (incluso de las teorías de vanguardia más novedosas), Hiposujetos es un dispositivo de doble uso, una llave para desprogramar y reprogramar el tablero del ecologismo, el pensamiento crítico, las prácticas de consumo, e incluso nuestras nociones básicas sobre el capitalismo, la biología, las políticas de derechas e izquierdas, la industria alimentaria y los fármacos, la cultura popular y los medios, la ansiedad y los desórdenes mentales, el horror y la comedia, el trabajo y la precariedad millenial... Con un método «subscendente» de agitación los autores quieren evacuar lo «trascendente» y sus delirios de grandeza para enfocarse en ideas que actúen como un revulsivo, una okupación no-violenta, feminista y solidaria, que sirva para recolocar los flujos económicos y las relaciones de poder. El tiempo