En -Utopía queer-, el primer libro del académico cubano José Esteban Muñoz traducido por Caja Negra, lo queer era un entramado de prácticas y modos de ser que permitían avizorar en resquicios del presente un futuro no normativo. En este trabajo póstumo, que el autor se encontraba escribiendo al momento de su temprana muerte, estas indagaciones se entrelazan con otra de sus preocupaciones centrales: las vidas de las minorías racializadas. Lo que le interesa a Muñoz en particular es cómo la experiencia de vulnerabilidad que comparten las personas que viven bajo el signo de la latinidad favorece la superación de los estrictos confines de la política identitaria dando lugar a otras lógicas de identificación basadas en una pertenencia afectiva. Lo que caracteriza a lo marrón no es una determinación étnica o racial, sino un sentido común del daño: la incapacidad de sentirse representado en una narrativa blanca del mundo y al mismo tiempo la capacidad de producir estrategias colectivas de resistencia y rechazo frente al despliegue de regímenes de violencia. A diferencia de la utopía queer, que se manifiesta como