Una historia sobre el amor y la amistad. Pero, sobre todo, de los límites que estamos dispuestos a cruzar y de aquellos que sería conveniente no cruzar jamás.
Sobre la mesa de la cocina hay un manuscrito. Cuando Martín llegue a casa tras salir del trabajo y lo vea allí, deberá decidir si hace caso al epígrafe que aparece en la primera de esas páginas a modo de indicación: LÉEME. Él todavía no lo sabe, pero si lo hace, encontrará en esas líneas las respuestas a un montón de preguntas que se ha hecho o que se está haciendo, a las que se hará y las que hubiese preferido no hacerse. Y, si decide leerlo, si finalmente hace caso a una indicación precisa en un momento inusitado, es muy probable que, al llegar a la palabra FIN, su vida haya cambiado para siempre.
Porque en esas páginas, que son también las que el lector tiene ahora entre sus manos, su novia le hace la más sorprendente de las confesiones: en sus vidas razonablemente felices, llenas de amigos intelectuales, gin-tonics y muebles de diseño, ha tenido lugar el más absurdo y atroz de los sucesos.