Si estas memorias resultan singulares es porque las escritas por directores de cine escasean en todo el mundo. Pero también son peculiares porque Alfonso Ungría lo es dentro de su oficio. Un autor cuya obra muchos celebran como "coherente", quizá porque ha conservado siempre la libertad artística frente a las habituales normas comerciales. Son además un claro testimonio, que el autor relata como protagonista y como testigo, de dos etapas significativas: el franquismo y la larga Transición, mostrando las sucesivas transformaciones del cine español, su financiación, el papel de sus productores y de las "majors" USA, las leyes ministeriales, los festivales, TVE, etc. Unos cambios vividos a través de una filmografía construida tras muchas batallas y fracasos. Y es que, a menudo, las peripecias para conseguir hacer un film o salvarlo de recortes o censura son el relato de una aventura, repleta de suspense e incidentes, que nos fascina a todos (seamos cineastas o espectadores).