Este libro muestra una selección de experiencias llevadas a cabo en diferentes escuelas de educación infantil y primaria para maestros interesados en fomentar en su alumnado conceptos químicos a partir de experiencias cotidianas que, a veces, no se analizan directamente desde esta perspectiva (la fiesta de la castañada, los caramelos que recogimos en una cabalgata, el mosto que nos llevamos de las colonias, el pan hecho y cocido en el horno de la escuela, los helados que hicimos sin congelador...) pero que demuestran cómo la química contribuye a comprender y gestionar con responsabilidad el mundo que compartimos.