Junto con Jean-Luc Godard, Rivette es considerado uno de los directores más influyentes de la "nouvelle vague". Se inicia en el mundo del cine escribiendo para revistas especializadas como "Cahiers du Cinéma". Ferviente admirador de cineastas como Jean Renoir, Howard Hawks y Roberto Rossellini, sus artículos son fundamentales para comprender nociones como la de puesta en escena y la de modernidad. Como cineasta, sus películas proponen una mezcla de géneros y experimentan con la duración y con la improvisación. La singularidad de su obra se evidencia por ejemplo en la creación de un universo habitado sobre todo por personajes femeninos, algo inusual en un movimiento como el de la "nouvelle vague". Entre sus películas más notorias podemos señalar: "Paris nous appartient" (1961), "L'amour fou" (1968), "Céline et Julie vont en bateau" (1974), "Le Pont du Nord" (1981) y "La bella mentirosa" (1991).