Érase una vez un grupo de libertarios que idearon el Proyecto Free Town, un plan para tomar el control de una ciudad estadounidense y eliminar por completo su gobierno. En 2004, Grafton, Nuevo Hampshire, un asentamiento apenas poblado, hizo realidad ese plan. La financiación pública de casi todo se redujo: el cuerpo de bomberos, la biblioteca, la escuela. Las leyes estatales y federales pasaron a ser suaves sugerencias. Los osos, en cambio, eran cada vez más visibles. Los ciudadanos de Grafton, amantes de la libertad, ignoraron las leyes de caza y las normas sobre gestión de los restos de comida. Y con una población local de osos grande y creciente, el conflicto se hizo inevitable.