En un momento en el que las principales actividades
económicas y sociales de todo el planeta están
estructurándose en red, cuando la sociedad es red, cuando
una transformación cultural y una manera nueva de
interactuar, de entender la acción organizativa, más allá
de los propios muros, surgen con fuerza, hay que
preguntarse si nuestro sistema educativo tiene la
capacidad de adaptarse a la misma velocidad a la que está
progresando la sociedad, o si contrasta con ella por todo
lo contrario.
La autora propone avanzar en un modelo organizativo que
traslade la acción educativa de los centros a la red
educativa y entienda los centros educativos como
organizaciones-red, erigiéndose el nodo como elemento
básico de una estructura de mayor alcance, la red
educativa.