La historia de la entrada del pueblo de Israel en la tierra prometida, así como el período de los Jueces y de la monarquía quizá no parezca un relato adecuado para exponer la fe cristiana a los lectores de hoy. Los Santos Padres, sin embargo, encontraron enseguida paralelos o prefiguraciones que iluminaban el Nuevo Testamento. Una conexión obvia era la semejanza de nombre entre Josué, el sucesor de Moisés, y Jesús, pues en griego ambos nombres son idénticos. Por tanto, Josué se interpretó continuamente como una prefiguración de Cristo. Y lo mismo podemos decir de Samuel. David fue considerado como un predecesor de Jesús y enseguida se estudiaron los paralelismos en la vida de los dos. Y Rut, de la misma manera, fue considerada como prototipo de la Iglesia. Una de las fuentes más importantes de comentarios a estos libros son las homilías de Orígenes, que han llegado hasta nosotros a través de las traducciones latinas de Rufino y Jerónimo. En cuanto a comentarios continuos solamente existen dos: el de Gregorio Nacianceno, uno de los famosos teólogos capadocios, y el de Beda el Venerable. Otra fuente de comentarios que aparecen en este volumen se encuentra en obras que están compuestas en forma de preguntas y respuestas, como por ejemplo Cuestiones sobre el Heptateuco de san Agustín y Treinta cuestiones sobre 1 Samuel de Beda. El resto de textos procede de una gran variedad de escritos, de carácter pastoral y doctrinal, que mencionan textos bíblicos para apoyar los argumentos.